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Mercé Conangla «¡Dejemos de vivir nuestra vida con el guión de otros!»
Psicóloga y creadora de la Fundación Àmbit-Instituto para el Crecimiento PersonalBlanca TorquemadaAntonio AstorgaVirginia Ródenas-«Vivimos 650.000 horas», enuncia su último libro. ¿Cambiar la unidad
Actualizado 24/02/2010 - 03:34:24
Psicóloga y creadora de la Fundación Àmbit-Instituto para el Crecimiento Personal
Blanca Torquemada
Antonio Astorga
Virginia Ródenas
-«Vivimos 650.000 horas», enuncia su último libro. ¿Cambiar la unidad de medida habitual es un truco para espolearnos?
-Lo
has captado perfectamente. Porque es diferente la habitual percepción
de que la vida va pasando que computar eso. Las 650.000 horas son
metafóricas (el cálculo está hecho sobre una persona que muera a los 75
años), pero sirven para reflexionar sobre si estamos viviendo la vida
que queremos o estamos dejando que se nos escape...
-Todo eso está muy bien, pero ¿qué diablos es exactamente la «ecología emocional»?
-Es
un concepto que apareció en 2002, fue publicado por primera vez en 2003
y está enraizándose en el mundo de la educación emocional. Se resume en
que nuestras acciones tienen impacto y en que somos responsables de la
persona que somos y del mundo que tenemos.
-Algunos serán mucho más responsables que otros, ¿no?
-Formamos
parte de un ecosistema no sólo físico, sino también intelectual y
emocional. No vivimos aislados, y lo que hacemos tiene influencia. Esto
vale para cualquiera, también para quienes tienen poco que hacer o
aparentemente no se dedican a nada. Todos podemos elegir ser parte de la
solución o parte del problema. ¡El mundo se mueve por pequeñas
aportaciones!
-Sobre este aspecto recoge una cita magistral: «Lo improbable asombra a todo el mundo. Lo cotidiano, sólo al genio».
-Porque
es así. Luther King hizo apagar las luces del estadio en el que estaba
dando un discurso y pidió a la gente que encendiera sus mecheros. Todos
juntos, volvieron a iluminar el recinto.
-Así que trata usted de conjurar la inhibición y el pasotismo.
-La
ecología emocional es un taburete con tres patas: mejora personal,
cuidado de las relaciones y aportación al mundo. Va de dentro afuera.
-Debe de haber muchos de esos héroes cotidianos en España. Sólo así se entiende que no haya un cataclismo social con tanto paro.
-Seguro. Las personas encuentran cobertura y apoyo en su entorno.
-¿Usted ha testado ese poderío de lo individual proyectado sobre lo colectivo o sólo teoriza sobre ello?
-¡La
conozco muy de cerca! Nuestra Fundación Àmbit existe desde hace quince
años y, al tratarse de una entidad sin ánimo de lucro, funciona gracias a
la generosidad de muchas personas.
-Alerta sobre las «inversiones emocionales ruinosas». ¿Cuáles son?
-Hay
muchas. Por ejemplo, una inversión de alto riesgo son lo que llamamos
«hipotecas emocionales». Estar viviendo una vida con el guión que
deciden otros porque supuestamente les debemos algo. ¡Eso obliga a una
eterna devolución!
-¿Se refiere a las relaciones de pareja?
-Y a las de los padres con los hijos, por ejemplo.
-Difícil papeleta.
-A los hijos hay que liberarlos de esas ataduras. Ellos, en suma, están pidiendo: «Ámame para que me pueda ir».
-Dice también que nos desgasta mucho el «aplazamiento».
-Porque aplazar aquello que deseamos y que nos llena supone una fuga de energía terrible. No vale resignarse.
-¿Nos cuesta saborear el presente?
-Vivimos
en un «no tiempo», o añorando el pasado o proyectándonos al futuro. Y
como no tenemos control sobre lo ya sucedido ni sobre lo que vendrá, el
reto es hacer nuestro tiempo más ancho, aquí y ahora. ¡La ecología
emocional acaba siempre en la acción!
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